El mes pasado a mi marido y a mí nos invitaron al segundo mejor restaurante del mundo que cuenta con tres estrellas Michelin. Su éxito es la suma de varios ingredientes: un negocio familiar, un modelo de restaurante de alta cocina, un entorno cálido con abundante luz natural gracias a un patio interior de hayas, hojas otoñales secas y el color de la tierra que rememoran la Fageda d`en Jordà.
Aquí os muestro algunas fotos de los platos que más nos impactaron.
Sorprendente la puesta en escena de este primer plato "Comerse un mundo": México, Perú,Escandinavia Marruecos y Japón.
Blanqueta de cochinillo ibérico al Riesling
Besugo, endivia y cítricos
Manzana de feria y algodón de azúcar, espectacular.
Durante la comida pudimos distrutar de un total de quince variedades de vino, espumosos, tintos,
blancos, secos, afrutados… gracias a un maridaje muy bien planificado por todo
el equipo del Celler de Can Roca.
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